Gracias a la Danza Primal, sé quién soy. Me encuentro a mí misma.

Para mí hay un claro antes y después del camino del éxtasis. Algo grande se desbloqueó, quizá una coraza de perfección y ficticia fortaleza. Una máscara. Lo más importante ha sido descubirme más cercana y vulnerable y eso, que para mi era “malo” se ha transformado en mi fortaleza porque me ha ayudado a seguir queriéndome y aceptándome tal y como soy. No hay mayor fortaleza que la del amor aplicada como si de una pomadita se tratara a estos lugares donde tienes pupa. Porque así es como nos han tratado durante los 7 días, con mimos, cuidados, una comida increíble, playa, danza, yoga… un regalo sin duda que me daría una y otra vez porque todos nos merecemos lo mejor como este retiro en Playa Bolonia.